Días después de la batalla de Gettysburg, cuatro doctores decidieron viajar a la ciudad para ayudar en la atención a los heridos en la batalla. Cerca de la taberna de Schriver el carro tuvo una avería y los cuatro doctores pararon en la taberna mientras esperaban la reparación. Uno de ellos, el Dr. Bourns, sintió mucha curiosidad por el ambrotipo de tres niños que los Schriver habían recogido de aquel soldado muerto sin identificar y vio rápidamente que podía ser la vía para identificarlo. Consiguió convencer a Schriver para que se lo diera con el compromiso de usarlo para buscar a la familia.

El Dr. J. Francis Bourns tenía 49 años de edad en el verano de 1863 y era un personaje ciertamente peculiar. Residente en Philadelphia y un estricto presbiteriano, era una persona de gran cultura que había leído centenares de libros, meticulosamente anotados y reseñados en los diarios que mantenía desde que era adolescente. Era un conocido doctor en Philadelphia y miembro de la United States Christian Commision, motivo que le había llevado a ir a Gettysburg a trabajar de voluntario con los heridos. No hay registro del trabajo que hizo de médico allí, pero sí que comenzó a poner en marcha su plan para identificar al soldado, empezando por hacer que se marcara la tumba para no perder el rastro.

De vuelta a Philadelphia el Dr. Bourns sabía que allí tendría los recursos necesarios. Philadelphia era entonces la segunda ciudad del país, repleta de periódicos y fotógrafos, fundamentales para su plan. Primero de todo quería disponer de varias copias del ambrotipo para poder distribuirlas a quienes pudieran ayudar en la identificación. Por suerte apenas cuatro años antes había llegado a Philadelphia desde Europa una técnica para hacer copias de ambrotipos sobre papel por muy poco dinero, abriendo un nuevo mercado de tarjetas de visita y recuerdos fotográficos que resultó todo un éxito. El Dr. Bourns obtuvo así numerosas copias del ambrotipo en tres estudios fotográficos y con ellas puso en marcha la segunda parte de su plan: la prensa.

El 19 de octubre de 1863 el Philadelphia Press publicaba una breve nota:

“Un recuerdo de Gettysburg

Un miembro de la familia de Benjamin Schriver ha encontrado en el campo de batalla de Gettysburg un interesante recuerdo. Es un daguerrotipo [sic] de tres niños, dos niños y una niña. Se encontró en las manos de un soldado muerto de la Unión, cuyos ojos estaban fijados en él. La mirada del hombre agonizante parece así que hasta el final se concentró en estos objetos de su más tierno afecto. No se conoce el nombre del soldado muerto, pero sus restos están protegidos en una tumba adecuada y correcta. El daguerrotipo se encuentra ahora en poder del Dr. Bourns, de esta ciudad”.

Ese mismo día aparecía en el Philadelphia Inquirer una nota más extensa y completa, y sobre todo más útil para la búsqueda y con un titular que llamaba la atención:

“¿De quién era padre?

Tras la batalla de Gettysburg se encontró a un soldado de la Unión en un lugar apartado donde se había preparado para morir. En sus manos firmemente cogido tenía un ambrotipo con el retrato de tres niños pequeños, y en esta imagen estaban fijados sus ojos muertos. El último objeto que miró el padre agonizante fue la imagen de sus hijos y mientras los miraba en silencio su alma le dejó. ¡Qué conmovedor! ¡Qué solemne! ¿Qué pluma puede describir las emociones de este padre patriota mientras miraba a sus hijos que en breve iban a ser huérfanos? Herido y solo, con el estruendo de la batalla aún en sus oídos, yace para morir. Sus últimos pensamientos y oraciones son para su familia. Ha completado su trabajo en la tierra; ha luchado su última batalla; ha dado libremente su vida por su país; y ahora, mientras se escapa su sangre vital, sujeta en sus manos la imagen de sus hijos y encomendándolos al Dios de los huérfanos les da su última mirada.

Cuando tras la batalla se estaba enterrando a los muertos se encontró así a este soldado. Se tomó el ambrotipo de sus manos y se envió a esta ciudad para tratar de reconocerlo. No se encontró en su persona nada más que ayude a identificarlo. Sin embargo se ha marcado su tumba para que si de alguna manera este ambrotipo lleva a descubrir quién es pueda ser exhumado. La imagen está ahora en poder del Dr. BOURNS, calle Spring Garden nº 1104, de esta ciudad, y se puede contactar con él o visitarle en referencia a ello. Los niños, dos niños y una niña, tienen al parecer nueve, siete y cinco años, siendo los niños respectivamente el más mayor y el más pequeño. El niño más pequeño está sentado en una silla alta y a un lado está su hermano y al otro su hermana. La chaqueta del niño mayor está hecha de la misma tela que el vestido de su hermana. Son las características más destacadas del grupo. Se desea fervientemente que todos los periódicos del país presten atención al descubrimiento de esta foto y sus circunstancias para que si es posible la familia del héroe fallecido pueda recuperarla. Será de un valor inestimable para estos niños al demostrar que los últimos pensamientos de su padre fueron para ellos y solo para ellos”.

La descripción tan detallada era muy necesaria porque la prensa de la época no tenía todavía un sistema para poder reproducir o publicar fotos. Las únicas ilustraciones que acompañaban algunas noticias eran grabados hechos expresamente. Y el tono y contenido del artículo era especialmente adecuado para tocar la fibra sensible de los americanos. La muerte era una realidad cotidiana y que afectaba a todas las clases sociales, ya fuera por accidentes o por enfermedades. La esperanza de vida aún era de tan solo cuarenta años y la mortalidad infantil era altísima. Y al ser una experiencia tan cercana y familiar, morir solo, fuera de tu lecho y sin tu familia era una perspectiva aterradora. La guerra había cambiado eso por completo. Decenas de miles de hombres estaban muriendo lejos de sus casas y sus familias. Pero el soldado de esta historia de alguna manera no había muerto solo y de alguna manera había traído a su familia a su lecho de muerte improvisado. Y así su muerte hizo sentir algo muy profundo en la conciencia colectiva.

La noticia fue apareciendo en más periódicos, pero ninguna tuvo tanta repercusión como la del Philadelphia Inquirer. Se reprodujo casi textualmente en numerosos periódicos del Norte. Y también tuvo su eco en la prensa religiosa. El semanario American Presbyterian publicó el 29 de octubre una nota en un tono menos dramático y con una descripción de la foto aún más detallada. Unos días más tarde llegaba un ejemplar a un suscriptor de Portville.

Grabado que acompañó la noticia sobre el hallazgo del ambrotipo en diversos periódicos. La escena es totalmente imaginada, al menos en cuanto al entorno de Amos

La vida de Philinda Humiston estaba completamente deshecha tras la batalla de Gettysburg. No llegaba ninguna carta de Amos y las noticias sobre su regimiento eran ambiguas. Las primeras noticias de prensa decían que no había participado en la batalla pero más adelante se corrigió esta información indicando además que había habido numerosas bajas aunque sin poderlas concretar. Philinda no tuvo más remedio que tragarse su angustia y seguir trabajando para poder mantener a sus hijos, aunque Portville mantuvo su promesa e iba recibiendo ayuda de otras familias.

Los meses fueron pasando y a primeros de noviembre llegó el ejemplar del American Presbyterian. No sabemos quién era el suscriptor, pero al parecer lo fue prestando a varios amigos hasta que una mujer, también desconocida, al leer la noticia pensó en sus amigos los Humiston. Llevó al periódico a su casa y allí Philinda leyó la descripción de la foto y se dio cuenta de que encajaba perfectamente con su ambrotipo.

Philinda no escribió directamente al Dr. Bourns. De esto se encargó el jefe de correos de Portville, Thomas S. Jackson. Jackson resumió los hechos y añadió que Philinda no sabía nada de su marido desde Gettysburg. Mientras tanto en Philadelphia se estaban vendiendo tarjetas de visita con la reproducción del ambrotipo con el fin de identificar al soldado muerto pero también con la idea de recabar fondos para la familia si era encontrada y si no era así para destinarlos a alguna beneficencia para los soldados. Y por fin el Dr. Bourns recibió la carta de Jackson. El doctor respondió de inmediato acompañando su carta con una tarjeta de visita de la foto. Pocos días después Philinda recibía la carta. Abrió el sobre y allí estaba la tarjeta con la imagen de sus hijos. Ahora ya no había ninguna duda. Era una viuda y sus hijos unos huérfanos.

Durante los primeros días el duelo de los Humiston permaneció en su círculo más cercano. Pero en cuanto una nueva carta de Jackson llegó a Philadelphia, la noticia corrió como la pólvora. El 19 de noviembre, justo un més después de que el Philadelphia Inquirer preguntara “¿De quién era padre?” el American Presbyterian contestaba: “Identificado el soldado muerto”.

“¡Era su foto! La terrible certeza de la viudedad y la orfandad cayó sobre el grupo con este descubrimiento; pero la dureza del golpe fue aliviada por el afecto del padre al morir, por el tierno misterio que había rodeado los hechos y por el enorme interés que el caso había tenido en las mentes patrióticas”.

El artículo terminaba con una visión del futuro. El Dr. Bourns tenía previsto visitar Portville y devolver el ambrotipo en persona. Y se esperaba que las ventas de la fotografía proporcionaran suficientes fondos para mantener a la familia o incluso para poner en marcha una idea que ya estaba fraguándose en Philadelphia: crear un orfanato para hijos de soldados caídos.

Casualidades de la vida, justamente el 19 de noviembre de 1863 Abraham Lincoln visitaba Gettysburg para inaugurar el Cementerio Nacional y pronunciaba su famoso discurso. Pocos días después, el 30, Amos fue exhumado y enterrado en el Cementerio Nacional en la Tumba nº 14, Sección B, sector Estado de Nueva York.

Las noticias del destino de Amos Humiston llegaron a sus compañeros del 154º en diciembre en Lookout Valley, Tennessee. El 31 de diciembre era anunciado oficialmente como muerto en la revista del regimiento.

En las siguientes semanas la historia de Amos Humiston fue expandiéndose por la prensa nacional. Las ventas de las reproducciones del ambrotipo también continuaron a buen ritmo y el American Presbyterian ofrecía una reproducción a gran tamaño como regalo a los nuevos suscriptores. Además el fotógrafo de Philadelphia Frederick Gutekunst hizo una copia del ambrotipo que Amos se hizo antes de la guerra retocándolo para añadirle barba y la casaca del uniforme, intentando conseguir así una imagen más cercana a la de Amos durante la guerra.

El 2 de enero de 1864 el Dr Bourns visitó Portville. Fue recibido por el Reverendo Ogden en su casa y tras un rato allí se pusieron en camino a la casa de los Humiston junto con otras personalidades del pueblo. Philinda y los niños recibieron a sus visitantes con una cálida pero tranquila bienvenida. Tras unos minutos de conversación Bourns entregó a Philinda el ambrotipo. El Pastor Ogden escribiría días después que Philinda tomó la foto “con manos temblorosas pero manteniendo la compostura con un supremo esfuerzo”. Tras unas oraciones para agradecer a la Divina Providencia el hallazgo de la foto y la identificación de Amos, el ambiente se relajó con el Dr. Bourns regalando a los niños unos libros y entregando a Philinda el dinero recaudado con sus ventas de la foto.

Al día siguiente una multitud llenó la Iglesia Presbiteriana de Portville donde se recibió oficialmente al Dr. Bourns. Tras el servicio se dieron varios discursos y se adoptó unánimemente la resolución de crear asilos para los huérfanos de guerra. Se vendieron copias del ambrotipo y se entregó la recaudación a Philinda. Y antes de marchar de Portville el Dr. Bourns buscó un alojamiento más confortable para los Humiston en el pueblo, en principio de manera temporal hasta encontrar la solución definitiva.

La historia de Amos Humiston pasó ahora al arte popular americano en forma de poema y canción. William Hayward publicó primero un poema titulado “The Unknown Soldier! Who is he?” y a continuación Wilson G. Horner convirtió el poema en canción. Pero no fueron ni mucho menos los únicos. La más exitosa acabaría siendo la canción “The Children of the Battle Field” de James Gowdy Clark. Los poemas, canciones y reproducciones de la foto se vendieron por miles y miles de ejemplares pero los Humiston no vieron más beneficios que los entregados directamente por Bourns en su visita. Philinda solicitó su pensión de viudedad el 8 de junio de 1864, pero la resolución no llegaría hasta 1866, aunque al menos retroactivamente.

Mientras tanto los Humiston fueron sobreviviendo como pudieron. El final de la guerra volvió a dar publicidad a su caso e hizo que se volvieran a activar los planes filantrópicos. En noviembre de 1865 el American Presbyterian anunció la fundación de la Homestead Association, destinada a recaudar fondos para crear un asilo para huérfanos de soldados de la Unión. La asociación tuvo como objetivo principal obtener sus recursos de las escuelas dominicales. La asociación fue recaudando fondos y empezando a atender a algunos huérfanos en Philadelphia y en marzo de 1866 se constituyó oficialmente tras aprobar sus estatutos y nombrar una junta directiva. Asimismo se hizo una votación sobre el lugar donde ubicar el orfanato. El lugar escogido fue Gettysburg.

Se escogió una finca llamada Captain John Myers Place, junto al Cementerio Nacional. El 14 de mayo de 1866 se compró la propiedad y de inmediato se empezaron a hacer reformas en la casa de la propiedad para adecuarla al orfanato. Y en otoño se reveló que los Humiston estarían vinculados al orfanato. No solo se instalarían allí Frank, Alice y Fred, sino que además Philinda fue contratada como costurera. Los Humiston se trasladaron a Gettysburg a un alojamiento temporal mientras se acababan las obras.

El 25 de octubre de 1866 veintidós huérfanos de entre cinco y doce años fueron trasladados a la estación del Ferrocarril de Pennsylvania en Philadelphia para viajar a Gettysburg. Les acompañaba la matrona, la Sra. M. Tilden y la maestra, la Srta. Letitia Howe. Acompañados por el Dr. Bourns, llegaron a Gettysburg por la noche y fueron alojados en diversas viviendas. Cinco días después se instalaron en su hogar definitivo. A final de mes llegaron seis niños más y la Sra. Tilden, Letitia Howe y Philinda de inmediato pusieron todo en marcha.

La inauguración oficial tuvo lugar el 20 de noviembre. Varios miles de personas se reunieron en la plaza mayor de Gettysburg a  las 2 de la tarde y marcharon en procesión. Las calles estaban decoradas con banderas y guirnaldas y una banda acompañaba la comitiva. Visitantes de otras ciudades también acudieron a la inauguración. Se comenzó con una oración y los niños del orfanato cantaron America. Se dieron varios discursos y un coro cantó una oda escrita para la ocasión por Isabella James, de Philadelphia. Acabada la ceremonia la multitud se dispersó y esa noche se continuaron los actos en la Iglesia Luterana de Cristo de la calle Chambersburg. Terminadas las ceremonias allí los niños fueron conducidos a su nuevo hogar.

Pronto se estableció una rutina en la casa que no se vio interrumpida hasta la Navidad con abundantes donaciones que permitieron cocinar un festín para los niños. En esos días de Navidad además el orfanato recibió la visita del General Meade, que se sintió satisfecho del trabajo hecho y mostró su apoyo a ampliar las instalaciones.

A principios de 1867 la institución tenía ya treinta y cinco huérfanos y abundantes contribuciones de las escuelas dominicales, mientras las ventas de la foto seguían aportando fondos.

Y el 21 de junio de 1867 tendría lugar otra ilustre visita, la del General Grant junto a los Generales Porter y Crawford, además del gobernador de Pennsylvania. Ese año también hubo cambios en el personal. La matrona Tilden y la profesora Howe dejaron el orfanato y se nombró a un nuevo superintendente, William S. Norton, veterano de guerra.

En la primavera y verano de 1868 tendrían lugar más celebraciones. El 30 de mayo tuvo lugar el primer Día en Memoria de los Caídos y en Gettysburg se hizo una procesión hacia el Cementerio Nacional con la participación de los huérfanos. Y el 3 de julio participaron en un espectáculo para conmemorar la batalla.

En 1869 hubo más cambios. Norton se marchó y fue sustituido por el Profesor Charles Hilton y su mujer. Se añadió al orfanato un nuevo edificio de tres plantas, lo que permitió aumentar el número de niños al centenar y se comenzó a publicar una revista, el Homestead Journal, dirigida por el Dr. Bourns. Y las donaciones no dejaban de llegar, así que las cuentas tenían una buena reserva de 17 mil dólares. El orfanato estaba además ya totalmente integrado en la vida de Gettysburg y se contaba con los niños para todas las celebraciones y conmemoraciones del pueblo. Y se hicieron nuevas fotos de los niños Humiston, que no habían vuelto a posar para una foto desde el famoso ambrotipo.

Y el 28 de octubre de 1869 llegaría una sorpresa. Philinda se casó con Asa Barnes, de Becket, Massachussetts, en el mismo orfanato y oficiando el Reverendo William H. Hillis. Según la historia de la familia, fue un matrimonio de conveniencia. Philinda y Asa se conocieron en una visita de este al orfanato y cuando un tiempo más tarde Asa propuso matrimonio a Philinda, esta aceptó al instante. Al parecer estaba muy insatisfecha con su vida en el orfanato, así que prefirió casarse con un desconocido veinticuatro años más mayor que él. La familia no se volvería a reunir hasta 1871. Philinda y Asa se mudaron a Becket y optaron por dejar a los niños el tiempo necesario para no interrumpir sus estudios.

Al marchar los Humiston es como si el orfanato hubiera perdido su espíritu. De una situación floreciente y económicamente solvente en poco tiempo comenzó una degradación que llevaría a su final. Los primeros años transcurrieron sin incidentes. A finales de 1870 los Hilton marcharon y fueron reemplazados por la Sra. Rosa J. Carmichael con el respaldo del Dr. Bourns.

En un informe de mayo de 1872 el Dr. Bourns informaba al consejo directivo de un correcto funcionamiento de la institución, pero con una primera sombra asomando: un déficit de 500 dólares. No se explicaba cómo se había pasado en tres años de tener dinero a espuertas a deberlo.

A partir de 1873 los niños del orfanato tuvieron otra organización acompañándoles en las celebraciones del Día Memorial: la asociación de veteranos del Puesto del Cabo Skelly. Todo fue bien en 1874 y 1875, pero de repente el 1876 la Sra. Carmichael no dejó participar a los niños en la ceremonia, que tuvieron que contemplarla tristemente desde las ventanas del orfanato. Al parecer la Sra. Carmichael tomó esta decisión para molestar a la asociación de veteranos, que se había convertido en su enemiga por un oscuro motivo: después de numerosos rumores de maltratos en el orfanato, los veteranos decidieron tomar cartas en el asunto e investigar. Tan solo doce días después de la fiesta, el 11 de junio, Rosa Carmichael era arrestada y acusada de maltrato a un huérfano. Liberada tras pagar una fianza de 300 dólares, los veteranos se llevaron a su víctima, un niño llamado George W. Lundon, y abrieron otra investigación. Tras un juicio en otoño, Carmichael fue declarada culpable de un cargo de agresión y tras pagar una multa pudo volver al orfanato.

Mientras tanto en Philadelphia surgían problemas entre el Dr. Bourns y el consejo directivo. Dos de los miembros del consejo fueron a Gettysburg a investigar y se encontraron con una deuda de 2000 dólares y un total de solo treinta residentes. Los miembros del consejo consideraron que era necesario cerrar de inmediato el orfanato, devolver a los niños a sus hogares o a otras instituciones y saldar las deudas. En una reunión del 19 de octubre se aprobaron estas medidas por unanimidad y se instó al Dr. Bourns a entregar toda la documentación en su poder. Seis días después se saldaban las deudas y se decidía que un miembro del consejo, Robert McCreary, gestionara el cierre inmediato, pero inexplicablemente no se llevó a cabo y la situación continuó empeorando. Los rumores de maltratos fueron creciendo tanto que finalmente el caso estalló públicamente con varios artículos en prensa, acusando a Carmichael de por ejemplo dejar a un niño de cinco años durante horas en el patio en la fría Nochebuena de 1876. También se acusaba a Carmichael de tener de esbirro a un salvaje muchacho de diecinueve años, antiguo interno del orfanato, que golpeaba a placer a los niños y de tener de prácticamente esclava a una huérfana de diecisiete años, Bella Hunter. Los artículos destacaban además que una vez más Carmichael no había permitido a los niños participar en el Día Memorial. Los rumores no hicieron más que crecer y crecer, circulando historias cada vez más truculentas, hasta que finalmente Rosa Carmichael dejó el orfanato en agosto de 1877. El 3 de septiembre de 1877 el Dr. Bourns y ella eran denunciados por Robert McCreary por negligencia en la gestión y desvío de fondos. Esto fue ya el golpe final para el orfanato. El 21 de diciembre de 1877 los últimos nueve huérfanos dejaban la institución y el 18 de enero de 1878 se subastaron públicamente sus bienes. El 17 de abril se vendió la propiedad en sí a tres deudores del orfanato.

Rosa Carmichael desapareció totalmente de la vida pública. El Dr. Bourns siguió ejerciendo de médico hasta 1885. En 1897 fue atropellado por un ciclista en una calle de Philadelphia. La lesión y su avanzada edad llevaron a una larga convalecencia en un hospital hasta su fallecimiento el 20 de diciembre de 1899.

Philinda Humiston en cierta forma también desapareció. Tras el matrimonio adoptó el apellido de su marido y prefirió acortar su nombre. Y así en su nueva vida se hizo llamar Linda Barnes. Tras un tiempo en Becket la familia se trasladó a Shirley, Massachusetts y los niños se matricularon en la Lawrence Academy. Frank se graduó en 1878 y en agosto comenzaba estudios superiores en Dartmouth College, Hanover, New Hampshire, donde decidió que estudiaría Medicina.

El 12 de febrero de 1881 falleció Asa Barnes y Philinda y sus hijos se trasladaron a Cambridge, Massachusetts. Frank se graduó de Dartmouth en 1882 y en 1883 se matriculó en Philadelphia en la Facultad de Medicina. En Philadelphia Frank restableció el contacto con el Dr. Bourns, con una relación un tanto anómala. Bourns le ayudaba económicamente pero de manera irregular y además seguía haciendo planes para usar la historia de los Humiston para sus fines, al parecer curiosamente de nuevo relacionados con fotografías de la familia. Bourns le pidió fotos a Frank pero este se negó rotundamente.

Frank se graduó en abril de 1886 y el 3 de noviembre se casó con Carrie Tarbell. Los recién casados se instalaron en Jaffrey, New Hampshire, donde Frank ejerció de doctor durante veinticinco años convirtiéndose en un pilar de la comunidad y ayudando a nacer a casi un millar de niños, entre ellos los seis hijos que tuvo con Carrie.

De Fred no ha quedado mucho registro de su vida posterior al orfanato. Parece que llevó una vida bastante despreocupada, entre otras cosas aficionándose a la nueva moda del ciclismo. En 1896 Philinda, Alice y él se trasladaron a West Somerville. Alice se ganaba la vida trabajando de taquígrafa en una inmobiliaria de Boston y Fred disponía de un buen salario trabajando de viajante, lo suficiente para formar su propia familia. El 17 de septiembre se casó con Nettie Orne y tuvieron dos hijas. Un tiempo después Philinda y Alice se mudaron de nuevo a Cambridge.

En 1903 Philinda y Alice volvieron a mudarse, esta vez a Ashburnham, donde reformaron una casa y Alice instaló un corral para criar gallinas. En 1906 compró una granja en North Leominster, donde además de las gallinas tenía dos caballos, dos vacas, un ternero y tres perros. La granja fue funcionando bien hasta 1909 cuando una plaga de robos le hizo perder 200 de sus 450 pollos y gallinas. A pesar de todo Alice perseveró y en 1912 escribía en una carta que tenía 480 pollos y 50 gallos.

El 3 de noviembre de 1912 la familia se volvía a reunir en Jaffrey donde los ciudadanos del pueblo organizaron una fiesta sorpresa para celebrar las bodas de plata de Frank y Carrie. Unas quinientas personas asistieron al evento y hubo discursos y música. La felicidad no duró mucho. El 2 de diciembre tuvieron que operar a Frank de piedras en la vejiga pero una pericarditis obligó a mantenerlo hospitalizado. El 30 de diciembre de 1912 fallecía con cincuenta y siete años de edad. Philinda ya estaba delicada de salud por entonces y la muerte de su hijo no ayudó.  EL 18 de noviembre de 1913 fallecía de un infarto con ochenta y dos años de edad. En cuanto a Fred, falleció el 10 de marzo de 1918, con cincuenta y siete años, nuevamente por una afección cardiaca.

Muy afectada por la muerte de su familia, Alice se convirtió en una nómada que fue viviendo con diferentes cuñadas y sobrinas a lo largo de los años. La granja acabó fracasando y en febrero de 1916 registró en Boston su bancarrota. De noviembre de 1916 a mayo de 1918 trabajó en un par de orfanatos ejerciendo diferentes funciones. De diciembre de 1918 a junio de 1919 trabajó en una escuela para huérfanas en Hudson, Nueva York. En 1920 se fue con su sobrina Ruth a Albany y de 1924 a 1929 mantuvo una residencia de ancianas en Rochester. En octubre de 1929 decidió irse a Los Angeles con su sobrina Alice, pero tras unas semanas, viendo que la convivencia no funcionaba, se mudó a Glendale. Dos semanas después llegó el Crack y quedó en la ruina. Consiguió rehacerse y continuó una vida modesta en Glendale hasta que el 16 de diciembre de 1933 mientras barría su habitación en la pensión en la que vivía se le prendió fuego a la falda al tocar una llama de la cocina. Una vecina acudió con rapidez al oír los gritos y apagó las llamas rápido, pero Alice había sufrido graves quemaduras. En el hospital poco se pudo hacer y el 18 de diciembre fallecía a los setenta y seis años de edad.

Los Humiston pasaron el final de sus vidas huyendo de la fama que adquirieron. Parece que al haberla adquirido por una tragedia prefirieron pasar página. Pocas veces mencionaron a Amos en su correspondencia y Alice solo compartió la historia de Amos con un par de familiares lejanos y con reticencias. Y los ciudadanos de Jaffrey no supieron la historia del padre de su estimado doctor hasta que años después de la muerte de Frank un conferenciante dio allí una charla sobre la Batalla de Gettysburg en la que entre otras diapositivas proyectó una foto de tres niños en la que estaba escrito el nombre “Humiston”.

La familia Humiston perdió casi el recuerdo de su ancestro y el público en general también. Tras tanto interés en los años posteriores a la guerra la historia de Amos desapareció de los estudios y libros sobre Gettysburg hasta que la nueva tendencia a narrar la Historia a través de sus protagonistas más modestos recuperó a Amos del olvido. El trágico suceso pronto atrajo la atención de numerosos medios y hoy en día la historia de Amos es una de las muchas tratadas por guías, visitas del campo de batalla y libros publicados sobre Gettysburg. El homenaje popular alcanzaría su cúspide el 3 de julio de 1993 cuando tras una suscripción popular se inauguró en Gettysburg un monolito honrando la memoria de Amos. Es el único monumento dedicado a un soldado individualmente en Gettysburg entre los mil doscientos monumentos que hay. En el campo de batalla más importante de Estados Unidos, este monumento único conmemora un gesto de amor.