Los Ledwidge parecen proceder de una familia noble alemana que se instaló en Irlanda en el siglo XIII y que poseyeron tierras durante siglos. Pero nada podía estar más lejos de la vida que llevaba Patrick Ledwidge en 1872. Era un jornalero que ese año se casó en Slane, Condado de Meath, con Anne Lynch.
Los recién casados se instalaron en una casa de dos habitaciones en Cavan Row, donde nacieron los primeros hijos: Patrick, Nicholas, que no sobrevivió a la infancia, Mary, Thomas, Kitty, Michael y Anne. Por suerte para la familia a finales de 1886 les asignaron una casa construida por el Concejo. Espaciosa y con un jardín, supuso un gran alivio para las penurias de espacio, sobre todo teniendo en cuenta que Anne esperaba su octavo hijo, Francis, nacido el 19 de agosto de 1887. La casa sigue hoy día en pie y aloja un pequeño museo.

Los Ledwidge tenían claro que la única manera de que sus hijos se libraran de la vida de sus padres era estudiando. Cuando Patrick acabó la escuela siguió allí de asistente, el primer paso para acabar siendo maestro. Pero los planes se vinieron abajo cuando Patrick padre murió el 13 de marzo de 1892. Anne se encontraba en una situación terrible. Habían tenido otro hijo, Joseph, que apenas tenía tres meses. La pensión que recibía por tener hijos era ínfima. Pero decidida a impedir que los hijos pequeños acabaran en una residencia de acogida, Anne se puso a buscar trabajo.
Patrick hijo tuvo que sacrificar su carrera, pero Anne hizo que siguiera en la escuela hasta adquirir la formación necesaria para un puesto de oficina. Anne siguió el destino de su difunto esposo y comenzó a trabajar de jornalera. Y cuando en invierno no había trabajo en el campo, cosía y trabajaba de lavandera.
Cuando Patrick pudo ponerse a trabajar y las hijas fueron lo suficientemente mayores para servir, Anne pudo darse un respiro. Pero la alegría duró poco. Patrick enfermó y el diagnóstico fue tuberculosis. Aún vivió cuatro años, pero impedido para trabajar, la fortuna de la familia volvió a venirse abajo. Anne tuvo que volver al campo y en cuanto Michael fue lo suficientemente mayor, lo envió a Dublín como aprendiz de un tendero.
Francis tenía entonces siete años y al poco comenzó a destacar en la escuela. El maestro, Thomas Madden, nativo de Slane, inculcó a sus alumnos un gran amor por su pueblo, repleto de historia. Lugar de entierro de reyes celtas míticos, también es el lugar donde San Patricio comenzó la conversión de Irlanda, además de ser parte del campo de batalla de la Batalla del Boyne. Francis se convirtió en un apasionado de la lectura y se hizo socio de un club literario juvenil dirigido por un semanario de Dublín. Gracias a competiciones literarias del club se las apañó para ir ganando algunos peniques que dedicaba a la compra de libros.
Con el paso de los años y la marcha de sus hermanos, finalmente quedaron solos en la casa familiar Anne, Francis y su hermano pequeño Joseph. Con el poco dinero que los hermanos podían enviar, Anne no tuvo más remedio que seguir trabajando. Joseph y Francis recordaban la tristeza que les embargaba al volver de la escuela y encontrarse una casa vacía. La mayoría de las veces merendaban a toda velocidad y se iban a buscar a su madre para ayudarla en el trabajo y que pudiera volver antes. El resto de la tarde en casa eran las horas más felices del día, con Anne contando a sus hijos todo tipo de historias y enseñándoles canciones.

Francis dejó la escuela en la primavera de 1901 y de inmediato se puso a trabajar en la granja de un vecino, Bernard Fitzsimmons, además de ocasionalmente para otros granjeros. Era un jornalero muy buscado, ya que era alto y fuerte. Además se relacionaba muy bien con personas más mayores que él y a los granjeros les maravillaba su vocabulario de “chico culto”. También trabajó unos días en la cocina del castillo de Slane, pero este trabajo duró poco porque una broma pesada de Francis no sentó muy bien. Anne siguió buscando mejores opciones y finalmente le consiguió un puesto en la tienda de Larry Carpenter, de Drogheda. Y así por primera vez Francis dejaba su casa para instalarse en una ciudad.
Poco después Michael encontró un trabajo mejor y el tendero que le había dado empleo originalmente aceptó que Francis tomara su lugar. Con lo que Francis hizo maletas de nuevo y esta vez para ir a una verdadera gran ciudad, o al menos para él comparado con el pequeño pueblo de Slane. Y ciertamente para él fue un gran impacto. La llegada a Dublín fue muy agobiante para él y el arisco recibimiento por parte del tendero no ayudó. Para él el cambio había sido un error y una noche se puso a evocar Slane y todo lo que significaba para él en un poema, el primero que se puede considerar parte de su obra.
I walk the old frequented ways
That wind around the tangled braes,
I live again the sunny days
Ere I the city knew.
And scenes of old again are born,
The woodbine lassoing the thorn,
And drooping Ruth-like in the corn
The poppies weep the dew.
Above me in their hundred schools
The magpies bend their young to rules,
And like an apron full of jewels
The dewy cobweb swings.
And frisking in the stream below
The troutlets make the circles flow,
And the hungry crane doth watch them grow
As a smoker does his rings.
Above me smokes the little town,
With its whitewashed walls and roofs of brown
And its octagon spire toned smoothly down
As the holy minds within.
And wondrous impudently sweet,
Half of him passion, half conceit,
The blackbird calls adown the street
Like the piper of Hamelin.
I hear him, and I feel the lure
Drawing me back to the homely moor,
I’ll go and close the mountain’s door
On the city’s strife and din.
Acabado el poema, decidió que no podía más. En plena noche recogió sus pocas pertenencias, salió por la puerta trasera y se puso en camino a Slane, a cincuenta kilómetros de allí. Al amanecer estaba en el jardín de su casa y Anne y Joseph lo recibieron con los brazos abiertos, sin ningún enfado por parte de Anne.
Más o menos por entonces, primavera de 1903, un matrimonio de Dublín, los Carlyle, alquilaron una casa en Slane y necesitaban un “chico para todo”. Contrataron a Francis y además pagando sueldo de Dublín, mucho más alto que lo típico en Slane. Francis pasó con ellos tres años, hasta que los Carlyle, después de tener hijos, decidieron volver a Dublín para poder disponer de mejores escuelas. Francis volvió al trabajo en granjas y a partir del verano de 1907 reparando carreteras. No le suponía un gran esfuerzo y le permitía estar en contacto con la naturaleza, así que estaba contento. Y muchos lugares que años después aparecen en sus poemas los conoció en esta época.
Y esta vida de trabajador no le impidió seguir con sus inquietudes. Cada día al acabar se arreglaba y vestía con un elegante traje de tweed. Participaba en un grupo de teatro que tuvo gran éxito.
Al año siguiente surgió un nuevo trabajo. Se reactivó una antigua mina de cobre y Francis fue uno de los que trabajaron allí. Las condiciones eran duras, con constantes filtraciones del río Boyne y los consiguientes derrumbes. Un día especialmente duro y frío en que los trabajadores estaban muy desanimados Francis les recordó que la primavera se acercaba y les leyó un poema suyo, A Song of Spring. Es un poema juvenil de poca calidad, pero sus oyentes no eran críticos literarios. Quedaron fascinados e incluso uno de los hombres se quedó el papel y lo envió al Drogheda Independent, que lo publicó. Aunque a Ledwidge nunca le gustó este poema, verlo publicado fue un gran estímulo.
Mientras tanto en la mina los trabajadores pidieron a Ledwidge que fuera su representante para presentar quejas a los propietarios. Las peticiones de los trabajadores fueron ignoradas y cuando Ledwidge organizó una huelga, fue despedido de inmediato. Así que tocó volver al trabajo en las carreteras. El intento de organizar una huelga al menos le hizo ganar simpatías y le ascendieron al puesto de capataz en el distrito de Kells. Se libró así del trabajo más duro pero tenía que desplazarse de una obra a otra con su bicicleta, además de tener que dejar su casa al estar demasiado lejos.
Mientras tanto seguía trabajando en su poesía y obteniendo notables mejoras, en esta época sobre todo gracias al apoyo y ánimos de su amigo Matty McGoona, trabajador de la imprenta del The Irish Peasant de Navan. Muy dedicados al renacimiento de la cultura gaélica, los McGoona vivían en una granja tradicional de 200 años a las afueras de Navan. Ledwidge pasó muchas horas en el jardín de la granja trabajando en su poesía con Matty, que además le guió en las lecturas adecuadas de las sagas irlandesas antiguas que luego Ledwidge utilizaría en sus poemas como inspiración.
Francis iba progresando, pero necesitaba a alguien que le introdujera en los círculos literarios. A sugerencia de otros artistas de la zona, se decidió a contactar con Lord Dunsany, en aquel momento el furor del mundo literario irlandés en relatos fantásticos y mitológicos. A primeros de 1912 Francis le envió su cuaderno de poemas y una carta rogándole que examinara los poemas y si tenían algún valor. Las semanas pasaron sin respuesta, para desesperación de Ledwidge. Pero había una explicación. Dunsany llevaba meses de viaje. En junio por fin le llegó el paquete a Londres y Dunsany de inmediato se puso con el cuaderno. Quedó absolutamente fascinado y envió una respuesta a Francis de inmediato.
El propio Lord Dunsany había tenido comienzos difíciles en el mundo literario y eso le hacía simpatizar con principiantes como Ledwidge. A los pocos días de volver a casa, ambos escritores se conocieron en persona. A Francis se le otorgó libre acceso al castillo y su biblioteca. El primer gran avance vino cuando Harold Hodge, amigo de Dunsany y editor del The Saturday Review aceptó un poema de Francis. Dunsany se dedicó a hacer recomendaciones de estilo a Ledwidge y a seleccionar y enviar sus obras a diversas publicaciones. En octubre Dunsany fue invitado a dar una conferencia en Dublín en la National Literary Society y aprovechó la ocasión para leer un ensayo sobre Ledwidge y algunos de sus poemas.

El 17 de febrero de 1913 la National Literary Society celebró otro acto e invitó a Ledwidge a participar. Con 25 años Francis se había convertido en una celebridad y adoptó una imagen alejada de la seriedad anterior, con camisa blanca, pajarita, gafas sin montura y pelo largo, un cambio de imagen que causó más bien estupor y bromas entre sus amigos.

Y es que a pesar de este nuevo status, Francis siguió vinculado a Slane y sus amistades. Una de las más destacadas era la familia Vaughey, un hogar un tanto peculiar ya que estaba formado por tres hermanos y una hermana, huérfanos y con una casa en la colina de Slane que se remontaba al siglo XVIII. La relación con la hermana, Ellie, se fue volviendo más estrecha y Francis recurría a ella a menudo para que le diera su opinión sobre sus poemas. Sin embargo, la relación no podía prosperar. Aun sin padres, los Vaughey seguían teniendo un gran estatus social, e ir más allá en la relación y plantearse un matrimonio con alguien de clase baja como Francis era impensable. Con grandes dificultades, Ellie hizo saber a Francis que tendrían que verse menos a menudo. La situación obviamente influyó en la poesía de Francis.
You looked as sad as an eclipsed moon
Above the sheaves of harvest, and there lay
A light lisp on your tongue, and very soon
The petals of your deep blush fell away;
White smiles that come with an uneasy grace
From inner sorrow crossed your forehead fair,
When the wind passing took your scattered hair
And flung it like a brown shower in my face.
Tear-fringed winds that fill the heart’s low sighs
And never break upon the bosom’s pain,
Durante el verano de 1913 Lord Dunsany se dedicó a la selección de los cincuenta mejores poemas de Ledwidge con la idea de publicarlos en un volumen, con la ayuda de varios de sus amigos literatos. Tras el rechazo de varias editoriales, finalmente fue aceptado por Herbert Jenkins.
Durante todos estos años Ledwidge había mantenido el activismo social iniciado en la mina de cobre. Había sido uno de los fundadores en 1906 de la sede de Slane del Meath Labour Union. Cuando en 1912 se aprobó la Ley de Seguros Estatales los sindicatos tuvieron que asumir la tarea de ayudar a sus miembros a obtener los seguros y beneficios sociales recogidos en la ley. Ledwidge fue elegido para el Comité de Gestión en 1912. Y en verano de 1913 el sindicato decidió simplificar el trabajo convirtiéndose en uno de los agentes autorizados según la ley. En noviembre se decidió que todo este trabajo de gestión tenía que ser remunerado y se nombró a Francis y a un compañero, James P. Kelly, para este trabajo. Francis dejó su trabajo en la carretera y se alquiló para él una oficina en Navan. Estaba muy contento con este trabajo de oficina, ya que le permitía subir de categoría social y quizás tener aún alguna posibilidad con Ellie. Y además podía volver a vivir en casa de su madre.
El invierno de 1913-1914 fue de gran agitación política en Irlanda. Sindicatos y empresarios se enzarzaron en una lucha por una huelga de seis meses. Mientras tanto la ley de Home Rule parecía avanzar por fin y se atisbaba la posibilidad de la creación de un parlamento irlandés. Esto provocó una reacción inmediata en Irlanda del Norte y los opositores a la ley organizaron los Voluntarios del Ulster para resistir por la fuerza si fuera necesario. Como respuesta el 25 de noviembre de 1913 se proclamó en Dublín la creación de los Voluntarios Irlandeses. El entusiasmo de la capital se extendió rápidamente por el país y Francis y Joe Ledwidge fueron unos de los fundadores de la sección de Slane, con Francis como secretario.

Y así, entre su trabajo de oficina, su colaboración con los Voluntarios y sus encuentros con amigos y visitas al pub iba transcurriendo la vida de Francis. También dedicándose a su obra, en esta época trabajando sobre todo en los grandes mitos celtas. Tras una lectura del Mabinogion, la colección medieval de relatos galeses de los tiempos legendarios que había sido redescubierta recientemente, Francis se decidió a escribir un poema titulado The Wife of Llew
And Gwydion said to Math, when it was Spring:
“Come now and let us make a wife for Llew.”
And so they broke broad boughs yet moist with dew,
And in a shadow made a magic ring:
They took the violet and the meadow-sweet
To form her pretty face, and for her feet
They built a mound of daisies on a wing,
And for her voice they made a linnet sing
In the wide poppy blowing for her mouth.
And over all they chanted twenty hours.
And Llew came singing from the azure south
And bore away his wife of birds and flowers.
Podría haber sido una vida feliz y sosegada, pero Francis seguía torturado por no poder continuar la relación con Ellie. Daba largos paseos en solitario para intentar olvidar:
Then I strayed
Down a green coil o flanes where murmuring wings
Moved up and down like lights upon the sea,
Searching for calm amid untroubled things
Of wood and water.
Pero ni los paisajes podían calmarle, porque eran paisajes que había compartido con Ellie, así que era necesario pensar en marcharse:
I’m wild for wandering to the far-off places
Since one forsook me whom I held most dear.
I want to see new wonders and new faces
Beyond east seas…
Para complicarlo todo más, a Francis le llegaron cotilleos de que Ellie estaba saliendo con otro y esto le hizo pasar un duro invierno de 1914. Por suerte en una fiesta le presentaron a la hermana pequeña de su amigo Paddy Healey, Lizzie. En una segunda fiesta Francis y Lizzie tuvieron ocasión de conocerse más y descubrir que tenían mucho en común. Lizzie era una gran lectora y sabía cantar. Tras un tercer encuentro comenzaron a intercambiar correspondencia. Por desgracia la coincidencia de una carta de Francis y unas violetas regaladas anónimamente el día de San Valentín hicieron pensar a Lizzie que era un regalo de Francis y cuando Lizzie correspondió a Francis con otras flores unos días después para sorpresa de Francis, comenzó una cadena de malentendidos y malestares que rápidamente agriaron la relación.
La ayuda de Dunsany comenzó a dar frutos. Jenkins le envió las pruebas del volumen de Ledwidge que tenía pensado publicar con el título Songs of the Fields. Mientras tanto Francis tenía que preocuparse de su futuro para cuando acabara el trabajo para el sindicato. Se había hecho ilusiones de trabajar para un periódico de Drogheda, pero no había ninguna vacante.
La noticia del asesinato del Archiduque Francisco Fernando el 28 de junio de 1914 pasó sin pena ni gloria en la Irlanda rural. Pero las cosas cambiaron para siempre cuando el 4 de agosto Inglaterra declaró la guerra a Alemania. Lord Dunsany acudió de inmediato al puesto de reclutamiento más cercano. Fue alistado en el 5º Batallón de los Royal Inniskilling Fusiliers como capitán.
Tanto Dunsany como Ledwidge coincidieron en que la guerra haría que la escritura quedara a un lado. Y de hecho al poco Jenkins les comunicó que aplazaba la publicación de Songs of the Fields. No era tiempo para la poesía. Esto también dejaba a Francis lejos de su sueño de vivir de la escritura y con el problema de quedarse sin trabajo. Dunsany le ofreció una pensión que tras muchas reticencias Francis decidió aceptar.
El desfile del 15 de agosto de los Voluntarios en Slane creó una gran expectación dadas las circunstancias. Hubo numerosa presencia de autoridades, entre ellos Lord Dunsany. Uno de los dirigentes locales se dirigió a los Voluntarios diciendo: “Se trata de Irlanda primero, Irlanda lo último e Irlanda siempre”. La idea general era que los Voluntarios serían llamados a ser la fuerza de defensa de Irlanda a medida que las tropas británicas presentes se desplazaran al frente, junto a los Voluntarios del Ulster en unión fraternal por un objetivo común. Con el beneficio de los años pasados parece una idea muy inocente, pero era el sentir general y también el de Ledwidge. Mientras tanto, la ley de Home Rule quedó aplazada hasta el final de la guerra.
Finalmente tantas ideas conflictivas tenían que estallar por algún lado. El 20 de septiembre un dirigente de los Voluntarios, John Redmond, dio un discurso el que decía que los Voluntarios no podían limitarse a Irlanda y tenían que entender que solo en el frente demostrarían su valía. Era una clara llamada a ponerse al servicio del Imperio Británico. Cinco días después un grupo de la dirección de los voluntarios anunció que dejaban de colaborar con Redmond y sus asociados. Ahora había dos grupos luchando por el control de los Voluntarios y su misión. La división se trasladó a todo el movimiento y cuando llegó el momento de debatir la situación en Slane, hubo un apoyo mayoritario a Redmond salvo el de seis miembros de la cúpula local, entre ellos Francis Ledwidge y su hermano. Durante los días siguientes se sucedieron debates en los que constantemente las propuestas de Francis fueron rechazadas y su afirmación de que el Home Rule estaba más lejos que nunca recibida con burlas y desprecio.
Francis decidió que no podía seguir acudiendo a estas reuniones para ser insultado y no hacer nada más que aprobar resoluciones que no iban a ninguna parte. Que además le llamaran cobarde por no apoyar el acudir al frente fue algo muy doloroso. A todo esto se sumaba el no tener ningún contacto con miembros del Sinn Fein o de la Liga Gaélica para continuar con ellos su activismo. Pero hubo una circunstancia definitiva que Francis no reconoció públicamente pero que le impulsó a desear irse lejos: los rumores eran ciertos y Ellie había comenzado una relación con un joven llamado John O’Neill, y en una comunidad tan pequeña como Slane era imposible que Francis pudiera abstraerse del asunto o evitar encontrárselos. El 24 de octubre se alistó en los Royal Inniskilling Fusiliers. Cuando un tiempo después el profesor Lewis Chase le preguntó por sus motivos, Francis contestó lo siguiente:
“Algunas de las personas que me conocen piensan que me alisté al Ejército porque sabía que había hombres luchando por ideales superiores y grandes proyectos, y yo no podía quedarme al margen viendo cómo ellos me construían un mundo más hermoso. Se equivocan. Me alisté al Ejército Británico porque era quien estaba entre Irlanda y un enemigo común a nuestra civilización y no quería que pudieran decir que nos defendió mientras en casa no hacíamos nada más que aprobar resoluciones”.
CONTINUARÁ