En 1803, con la Compra de Luisiana, Estados Unidos tenía ante sí un vasto territorio por colonizar e industrializar. Eran necesarios medios de transporte modernos para llevarlo a cabo y se iniciaron proyectos de líneas de ferrocarril, en aquella primera época con vagones tirados por caballos, para después ser complementados con máquinas de vapor estáticas en grandes pendientes y por último ya con las primeras locomotoras.

Uno de estos proyectos fue el de la Línea Principal de Obras Públicas, de Philadelphia a Pittsburgh. Entre 1827 y 1828 se hicieron las mediciones para determinar el trazado de la línea. La línea comenzó a construirse en 1829 con contratos de una milla de línea, que incluían todas las tareas necesarias: allanar o rellenar el terreno, cavar terraplenes y colocar los raíles.

La Milla 59, en el condado de Chester, era la más difícil de todo el recorrido. Se había decidido salvar una hondonada construyendo un terraplén de 90 metros en lugar de un costoso puente de piedra. La tierra y rocas del terraplén provendrían del corte que había que excavar en una colina justo anterior a la hondonada. Era un trabajo que en una época aún sin explosivos se tenía que hacer a base de hombres, carretas y mulas. El contrato fue otorgado a Philip Duffy y esto llevó a que el terraplén de la Milla 59 acabara siendo conocido como el Terraplén de Duffy.

Philip Duffy era un inmigrante irlandés que desde lo más bajo acabó consiguiendo convertirse en un contratista respetado y famoso. Duffy contrataba a otros irlandeses para sus trabajos y la Milla 59 no iba a a ser la excepción. Las obras tenían que completarse en abril de 1832, pero iban con mucho retraso, así que Duffy contrató una cuadrilla de cincuenta y siete irlandeses recién llegados a Estados Unidos. Apenas ocho semanas después de ser contratados,  los cincuenta siete trabajadores habían muerto y fueron enterrados en las obras del ferrocarril. ¿Qué les ocurrió?

Fosa donde supuestamente están enterrados la mayoría de los trabajadores del Terraplén de Duffy By Smallbones – Own work, CC0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=14925242

En 1826 comenzaba en India la que sería conocida como la Segunda Pandemia de Cólera. En 1832 el cólera también había llegado al condado de Chester y según prensa de la época, esta parece en principio haber sido la causa de la muerte de los trabajadores irlandeses. Así, en la National Gazetter and Literary Register del 6 de septiembre de 1832 leemos que:

“El cólera ha aparecido de una manera muy virulenta en la vecindad de White Horse, Kungle’s Mills… Nos informan de que ha habido casos más allá en el valle entre los trabajadores del ferrocarril de Pennsylvania”.

En cambio el Village Record del 7 de noviembre de 1832 publicaba un artículo que pretendía corregir “informaciones alarmistas” y que decía que solo habían muerto ocho trabajadores. También se decía que un herrero del grupo, “un hombre muy compasivo”, se quedó para enterrarlos y que siguiendo órdenes del contratista, después quemó el poblado donde vivían los trabajadores. El artículo se publicó con el beneplácito de los gerentes del ferrocarril y es un primer indicio de que se quería ocultar qué había pasado. Además, el artículo original que este otro artículo dice retractar desapareció de los archivos.

 Y otra prueba de las manipulaciones es la conocida como Carta de Mitchell. El superintendente William B. Mitchell envió en la primavera de 1833 una carta en la que informaba de lo que le había relatado Philip Duffy sobre los hechos. Según Duffy, la mitad de sus hombres (es decir unos 60) habían muerto de cólera. Esta carta pasaría a los archivos del Ferrocarril de Pennsylvania y sería la base de la documentación sobre el incidente. Esta es la única comunicación de lo ocurrido por parte de Duffy. Nunca hizo más mención de los hechos ni se puso en contacto con familiares de los fallecidos. Se extendió un silencio entre la compañía que perduró hasta la muerte de Duffy en 1871.

Fue a partir de entonces cuando se intentó investigar algo más sobre lo ocurrido. La asociación de trabajadores ferroviarios irlandeses construyó un primer memorial en el Terraplén de Duffy y directivos de los ferrocarriles intentaron recabar más información. Uno de estos directivos, Julius F. Sachse aportó gracias a artículos de la época otro dato interesante: al parecer la llegada del cólera provocó la creación de zonas de cuarentena obligatoria y una de estas zonas abarcaba el área del Terraplén de Duffy. Es decir, que los trabajadores irlandeses se vieron atrapados en un área con cólera y sin poder salir.

A lo largo de las décadas otros directivos del ferrocarril se interesaron por el caso y fueron nutriendo el archivo. Uno de ellos, Joseph Tripician, donó el archivo a dos de sus nietos, los hermanos William y Francis Watson, historiadores, que decidieron intentar averiguar qué había ocurrido realmente en el Terraplén de Duffy.

En 2002 los hermanos Watson crearon un equipo de investigación en la Immaculata University y en 2004 obtuvieron permisos para realizar excavaciones en el área. Primero de todo se excavó en el poblado de los trabajadores y se encontraron numerosos objetos calcinados, concordando con el relato del incendio del poblado tras la muerte de los trabajadores.

A continuación y utilizando radar se estudió el área del terraplén en busca de tumbas. En diciembre de 2008 se localizó una posible zona y se iniciaron las excavaciones. En marzo de 2009 se exhumaba el primer cuerpo, sk001, un hombre de unos 18 años y con una anomalía genética, agénesis M-1, que provoca la falta del primer molar superior derecho. Y un dato más: el cráneo había sufrido un fuerte impacto en el momento de la muerte.

La exploración de áreas adyacentes llevó al descubrimiento de sk002, solo la parte superior de un esqueleto masculino y con signos de violencia en la parte posterior derecha del cráneo en el momento de la muerte; sk003, solo una pierna izquierda; sk004, tan solo la silueta de un ataúd; y sk005, un esqueleto masculino.. Al parecer corrientes de agua desplazaron los cuerpos y provocaron la desaparición de restos.

En 2010 se localizaron sk006, un esqueleto masculino con un golpe de hacha en la parte derecha de la cabeza y un agujero de bala a bocajarro en la parte superior del cráneo; y sk007, un esqueleto femenino de unos 30 años de edad. Los signos de violencia estaban mostrando una historia muy diferente a la conocida, o al menos un aspecto desconocido.

Dadas las características de sk001 y sk007, se hizo el intento de identificarlos utilizando la lista de pasajeros del John Stamp, el barco que había llevado a Estados Unidos a los inmigrantes. El estudio de la lista permitió especular que sk001 podía ser John Ruddy, un joven de 18 años de Donegal. El contacto con la familia Ruddy de Donegal llevó a determinar que tienen una alta frecuencia de agénesis M1, confirmando definitivamente la identidad de sk001.

En cuanto a sk007, solo había dos pasajeras en el John Stamp: Elizabeth Devine, de 19 años y de Donegal; y Catherine Burns, de 29 años y de Tyrone. Sk007 solo podía ser Catherine Burns.

En marzo de 2012 los cinco cuerpos sin identificar fueron enterrados en el Cementerio de West Laurel Hill, Bala Cynwyd, Pennsylvania. John Ruddy fue trasladado a Irlanda y enterrado en el cementerio de la Iglesia de la Sagrada Familia de Ardara, Donegal, en 2013. Catherine Burns fue enterrada en 2015 en la Iglesia de San Patricio, Clonoe, Tyrone.

Entierro de Catherine Burns

El trabajo del equipo de investigación no se ha dado por finalizado y los hermanos Thomas están intentando solicitar permisos para continuar las excavaciones en busca del resto de trabajadores.

Queda por resolver el misterio de lo ocurrido. Está claro que hubo algo más que muertes por cólera. Quizás algunos trabajadores murieron de cólera y otros trataron de huir de la zona de cuarentena y fueron asesinados para impedirlo. Quizás población local atribuyó la llegada del cólera a los inmigrantes y los asesinaron. Es especulación, pero dada la muy documentada historia de violencia contra los inmigrantes irlandeses, no es una hipótesis descartable.

Quizás nunca se podrá saber con total fiabilidad lo ocurrido. Pero la historia del Terraplén de Duffy y la muerte de cincuenta y siete trabajadores ha quedado ya marcada en la memoria de Irlanda y de la comunidad irlandesa con numerosos homenajes, relatos y canciones. Como la que les dedicaron los Dropkick Murphys en la canción The hardest mile:

I’m heading for a life in the land of the free
Sending every penny home to the family
Off to find fortunes that can’t be bought
Now Paddy’s struck down from a single shot

Paddy’s struck down from a single shot!

They lured the men away they promised wealth and riches
A thousand miles from home lying steel and digging ditches
The work would be a challenge nary a soul could stand the trial
These wayfaring boys built the railways toughest mile

Fifty-seven men on the hardest mile!

Fifty-seven men on the hardest mile
Murdered for their troubles, left to die
Immigrant sons from Donegal, Tyrone & Derry
Their numbers were few but they did the job of many

Eight weeks went by and the path was clear
Fifty-seven men had all disappeared
Not a mention of their name no stone was ever turned
It would be so many years before the truth was ever learned

Fifty-seven men on the hardest mile
Murdered for their troubles, left to die
Immigrant sons from Donegal, Tyrone & Derry
Their numbers were few but they did the job of many

Now ghosts dance a jig on an unmarked grave
A slug full of lead was the price they were paid
Vigilante justice, prejudice and pride
No one in this valley will be seen again alive

Fifty-seven men on the hardest mile
Murdered for their troubles, left to die
Immigrant sons from Donegal, Tyrone & Derry
Their numbers were few but they did the job of many
Fifty-seven men on the hardest mile
Murdered for their troubles, left to die
Immigrant sons from Donegal, Tyrone & Derry
Their numbers were few but they did the job of many

Tumba de West Laurel Hill, Pennsylvania. Foto: William E. Watson