El teniente Thornton tuvo una idea. En abril de 1864, mientras el USS Kearsarge estaba en las Azores patrullando y obteniendo suministros, recordó cómo en un barco en el que había servido anteriormente, el USS Hartford, fabricaron una armadura con cadenas de ancla de repuesto para proteger la caldera y los motores. El 27 comenzaron los trabajos, atornillando cadenas a ambos costados del barco desde la línea de flotación hasta la cubierta. Después cubrieron las cadenas con tablas para que ofrecieran menos resistencia al navegar y pintaron las tablas del mismo color negro, lo que además camufló casi totalmente la armadura. El Kearsarge se había convertido en un acorazado.

El verano transcurrió sin novedades para el Kearsarge. Como sabemos, el Alabama se encontraba primero en el Atlántico Sur y después en el Índico. Pero el 7 de septiembre llegaron noticias. Otro crucero confederado, el CSS Florida, se encontraba en Brest solicitando reparaciones. El Capitán Winslow ordenó levar anclas esa misma noche y tras una parada en Ferrol para cargar carbón, el Kearsarge llegaba a Brest el 17 y el Florida allí seguía, pero ya estaba en el dique seco y se pasaría una buena temporada. No había por tanto ya ninguna urgencia.

La novedad de estar en un país nuevo fue apagada pronto por el duro clima otoñal bretón y la imposibilidad de relajarse para que no escapara el Florida. Las tripulaciones de ambos barcos incluso llegaron a las manos varias veces en el puerto. Las reparaciones del Florida requerían piezas que no había disponibles en Brest, así que cuando en octubre llegaron rumores de que otro barco confederado, el Georgia, estaba por la zona, Winslow consideró que podía correr el riesgo.

Bahía de Cherburgo, 1863-1864

La patrulla no dio fruto y el 2 de noviembre el Kearsarge ancló en Queenstown, Irlanda, para obtener suministros. Mientras tanto, el Georgia había anclado en Cherburgo. Y así las siguientes semanas del Kearsarge consistieron en ir patrullando de Brest a Cherburgo para vigilar a los confederados. A finales de diciembre el Florida parecía estar preparado, así que el Kearsarge salió de puerto para enfrentarse a él cuando saliera a aguas internacionales. Pero tras doce días y al acabarse las provisiones, no hubo más remedio que volver a puerto, y el Florida allí seguía. Las reparaciones no habían ido bien y estaría otra buena temporada en el disco seco. Winslow consideró que podía marchar a Cádiz con tranquilidad.

Una vez allí, además de obtener provisiones se hicieron los trabajos habituales de mantenimiento y reparaciones. El 12 de febrero el Kearsarge ponía rumbo a Brest de nuevo. El Florida había escapado una semana antes, junto con  el Georgia. Winslow se preparó para redactar una carta de disculpa a Washington por los errores, pero en realidad no tenía que ser tan duro consigo mismo. La presencia del Kearsarge era lo que había hecho pensarse su política a Francia y lo que había llevado a expulsar a los barcos confederados para evitarse problemas con Estados Unidos.

En las Navidades de 1863 el Alabama partía de Singapur y se hacía al poco con su quincuagésima captura, el Martaban. Los días siguientes por el Índico no dieron fruto. Sabiendo de la presencia del Alabama, nadie se atrevía a embarcar cargamentos en barcos americanos. Semmes puso rumbo a Sudáfrica, con apenas capturas y un tiempo inclemente que dio muestras de que tantos años en el mar sin poder hacer reparaciones a fondo estaban pasando factura a su barco.

El 20 de marzo llegaban a Ciudad del Cabo y el ambiente no era nada favorable. La prensa británica cargaba continuamente contra las acciones de los cruceros confederados, que finalmente también estaban afectando a los beneficios de los armadores ingleses al perder los ingresos del comercio americano. Tras obtener provisiones, un renqueante Alabama, con sus motores y casco cada vez en peor estado, puso rumbo norte.

Tras hacer algunas capturas, el 2 de mayo cruzaba el Ecuador. El poco viento y el mal estado de los motores ya no permitían navegar con velocidad y algunos barcos avistados pudieron huir sin problemas. No quedaba más remedio que poner rumbo a Francia e intentar conseguir permiso para llevar a cabo reparaciones. Para confundir a los barcos de la Unión, la tripulación procedió a modificar el aspecto del barco, añadiendo velas suplementarias. El 11 de junio el Alabama entraba en el que sería su último puerto: Cherburgo.

Mientras tanto el Kearsarge había pasado la primavera en la costa inglesa y con algunas paradas para reparaciones en astilleros de Londres, Bélgica y Holanda. Y el 12 de junio, mientras estaba anclado en Flushing, Inglaterra, llegó un telegrama para Winslow enviado por el embajador americano en París. Winslow lo leyó, ordenó preparar las calderas y un disparo de cañón para alertar a los hombres que estaban en tierra que volvieran. Una vez en alta mar, Winslow comunicó a la tripulación el motivo de la urgencia: el Alabama había llegado a Cherburgo. Pocos días después estaban en la bocana del puerto. Toda la tripulación se amontonó en cubierta para mirar hacia el puerto, y allí pudieron ver una silueta que sin duda era el crucero confederado. La misma escena se estaba repitiendo a la inversa desde la cubierta del Alabama.

Las intenciones de Semmes no eran combatir. Sabía del estado de su barco y quería ponerlo en el dique seco durante quizás dos meses. Pero si no le daban el permiso, tendría que huir y las condiciones del barco no lo permitían. Cuando el 14 de junio avistó la silueta del Kearsarge, Semmes decidió que lucharía. Las dudas de todas maneras se disipaban al día siguiente. El Comandante del Puerto de Cherburgo, el Almirante Dupouy, comunicó a Semmes que se había denegado el permiso para entrar en el astillero. Dispuesto a todo, Semmes encargó al agente de la Confederación en Cherburgo que le comunicara al cónsul americano que quería retar al Kearsarge el 15 o el 16. El cónsul entregó el mensaje de Semmes a Winslow. Winslow, siguiendo las instrucciones de Gideon Welles de evitar toda comunicación que pudiera suponer un reconocimiento, no contestó a su antiguo amigo y compañero de tripulación.

En el Kearsarge había preparativos frenéticos para el combate, con prácticas de cañón y despejando la cubierta de materiales. Mientras tanto, el 15 y el 16 el Alabama cargó carbón, mientras recibía continuas visitas de yates franceses e ingleses.

La mañana del 19 de junio amaneció con el Kearsarge patrullando la boca del puerto y el Alabama encendiendo sus calderas. La costa empezó a llenarse de turistas que ansiosos inspeccionaban el mar con sus catalejos. En realidad no habían venido por noticias del posible combate. Casualmente era el primer fin de semana que se ofrecía un servicio turístico de tren desde París e inesperadamente se encontraron con un espectáculo servido.

Turistas contemplando el combate, cuadro de Alfred C. Howland (1838-1909)

A las 9:45 el Alabama se puso en marcha, acompañado de un yate británico, el Deerhound, y escoltado por un buque de guerra francés, el Couronne, que tenía como misión garantizar que el combate tuviera lugar fuera de aguas francesas. Al ver este convoy de barcos, a bordo del Kearsarge se tocó a puestos de combate. A bordo del Alabama Semmes arengaba a sus hombres instándoles a no permitir que el nombre del Alabama se perdiera en una derrota.

Ambos barcos estaban igualados en cañones, aunque el calibre total del Kearsarge era mayor. El Alabama contaba eso sí con un cañón de largo alcance. Lo más prudente para Semmes habría sido mantener la distancia y usar ese cañón, pero en lugar de eso fue hacia el Kearsarge y a 1200 yardas se puso en posición y lanzó su primera andanada, que fue demasiado alta y solo dañó velas. Una segunda y una tercera andanadas apenas hicieron daños tampoco. Ahora fue el Kearsarge el que giró y lanzó su primera andanada. Así ambos barcos comenzaron a girar en el sentido de las agujas del reloj para irse disparando.

En ese momento un proyectil del Alabama se incrustó en un mástil del Kearsarge. El combate podría haber acabado aquí, pero el proyectil no explotó. Otro proyectil de menor calibre tuvo mejor fortuna y dejó heridos graves a tres hombres del Kearsarge que operaban uno de los cañones.

Proyectil del Alabama incrustado en el mástil de Kearsarge, conservado en el Navy Memorial Museum, Washington. Como bromeaba Winslow, “el único recuerdo que me quedé del Alabama”

Esta fue la única munición del Alabama que tuvo algún efecto. La mayoría de proyectiles o bien erraron el objetivo o se quedaron incrustados en la armadura de cadenas del Kearsarge. Este blindaje dio una gran ventaja al barco de la Unión, pero el gran problema del barco confederado era que la munición era en buena parte defectuosa. No era el caso de la munición del Kearsarge, que unida al excelente entrenamiento de su tripulación, empezó a causar estragos. Un proyectil acabó con todos los hombres de uno de los cañones del Alabama.

Batalla del USS Kearsarge y el CSS Alabama, 1864, de Jean-Baptiste-Henri Durand-Brager (1814-1879)

Cuarenta y cinco minutos después de iniciado el combate, llegó el golpe de gracia para el Alabama. Un proyectil de 11 pulgadas perforó el casco justo en la línea de flotación. El agua empezó a entrar y apagó los fuegos de las calderas. Al comenzar el séptimo giro, Semmes trató de poner rumbo a la costa francesa y el Alabama desplegó velas, pero el Kearsarge se movió para interceptar su rumbo. Semmes ordenó arriar la bandera y enviar un bote al barco de la Unión para pedir ayuda. Winslow envió sus botes y viendo que el Alabama se hundía con rapidez, hizo señales al Deerhound para que ayudara.

Hundimiento del CSS Alabama, Harpers Weekly, 23 de julio de 1864

El Deerhound recogió en su bote a Semmes y a casi todos los oficiales, que además llevaban los papeles del barco. Lancaster, el capitán del Deerhound le preguntó a Semmes dónde quería ir y Semmes contestó que Inglaterra. El yate partió de inmediato, evitando así ser capturados la mayoría de oficiales confederados. Un furioso Winslow no pudo hacer más que contemplar la escena mientras coordinaba el rescate del resto de la tripulación del Alabama.

Dos horas después el Kearsarge atracaba en Cherburgo y solicitaba permiso para descargar a la tripulación capturada del Alabama. El Almirante Dupouy lo permitió pero señalando que dejarían de ser prisioneros al tocar suelo francés. Viendo las graves heridas de algunos prisioneros, Winslow aceptó las condiciones.

A las diez de la noche el Deerhound atracaba en Southampton. Semmes y el resto de oficiales se instalaron en hoteles de la población. El épico crucero del Alabama había terminado.

Oficiales del Kearsarge en Cherburgo poco después de la batalla. El Capitán Winslow es el tercero por la izquierda. El cañón a la izquierda de la foto es el calibre 11 pulgadas que disparó el tiro fatal
Parte de la tripulación del Kearsarge en Cherburgo poco después de la batalla. El niño del centro es el grumete Manuel José Gallardo, de 12 años, que se alistó en Cádiz unos meses antes

La guerra había terminado para la tripulación del Alabama. La del Kearsarge no podía permitirse ese lujo, pero al menos disfrutaron de unas semanas de descanso y fama en Francia, tras tantos fracasos y frustraciones. Las alegrías duraron poco y en julio el barco de la Unión volvía a su monotonía y rutina, abandonando por última vez aguas europeas. Esta vez puso rumbo a Brasil en busca del CSS Florida. La búsqueda no dio fruto y el 7 de octubre el Kearsarge puso rumbo a casa. Ese mismo día el USS Wachusett embestía y capturaba el Florida en Bahía. El 8 de noviembre de 1864 el Kearsarge ancló en Charlestown, Boston y sus tripulantes fueron recibidos como héroes.

La batalla del Kearsarge y el Alabama fue un dramático final para el crucero confederado, pero realmente tuvo lugar en un momento en el que su carrera estaba acabada. Las cifras de capturas son espectaculares, pero en realidad tuvieron poco efecto en el curso de la guerra. Lo que sí que consiguió sin duda el Alabama fue inspirar al Sur y promocionar su causa por el mundo. Quedó para siempre en la Historia como el terror de la marina mercante americana y hasta inspiró un sea shanty, Roll Alabama Roll

When the Alabama’s keel was laid
Roll Alabama roll
She was laid in the yard of Johnathan Laird
Oh roll Alabama roll

She was laid in the yard of Johnathan Laird
Roll Alabama roll
She was laid in the town of Birkenhead
Oh roll Alabama roll

Roll Alabama roll
She was laid in the town of Birkenhead
Oh roll Alabama roll

Down Mersey channel she sailed then
Roll Alabama roll
And Liverpool gave her guns and men
Oh roll Alabama roll

Out of Mersey channel she set forth
Roll Alabama roll
To destroy the commerce of the north
Oh roll Alabama roll

Roll Alabama roll
To destroy the commerce of the north
Oh roll Alabama roll

Into Cherbourg harbour she sailed one day
Roll Alabama roll
To collect her share of the prize money
Oh roll Alabama roll

And many a sailor met his doom
Roll Alabama roll
When the Yankee ship hauled into view
Oh roll Alabama roll

Roll Alabama roll
When the Yankee ship hauled into view
Oh roll Alabama roll

A shot from the forward pivot that day
Roll Alabama roll
Blew the Alabama’s shearing gear away
Oh roll Alabama roll

Of the three mile limit in sixty four
Roll Alabama roll
She sank to the bottom of the ocean floor
Oh roll Alabama roll

Roll Alabama roll
She sank to the bottom of the ocean floor
Oh roll Alabama roll

Oh roll Alabama roll
Oh roll Alabama roll

La bandera del Alabama sobrevivió al barco y hace pocos años se subastó en Sotheby’s por 218 mil dólares.