En la primavera de 1933 dejamos a un Siegfried Sassoon no solo rechazado en el amor, sino totalmente apartado de la persona amada sin que esta siquiera diera la cara. Este tremendo golpe daría un nuevo giro, otro más, a la vida de nuestro protagonista.

Para tratar de animarle Edith Olivier, una amiga de Siegfried, le invitó a acudir a un baile y le buscó acompañante, una joven de 27 años llamada Hester Gatty. Como tantas otras mujeres, Hester se interesó por Siegfried, pero esta vez ocurrió lo inesperado. Sassoon respondió positivamente al acercamiento de Hester y surgió una atracción intelectual y física. El 9 de octubre de 1933 Siegried le propuso matrimonio a Hester y esta aceptó. Es difícil conocer los motivos de Sassoon desde los testimonios de una época en la que la fluidez de género era algo inconcebible. Pero sí había al menos uno claro: el enorme deseo de Sassoon de ser padre ya desde décadas atrás. Siegfried había vivido también los cambios y matrimonios de amigos suyos, no solo el de Robert Graves, sino también el de Glen Byam Shaw, además del caso de Geoffrey Keynes, hermano del economista, que vivía con naturalidad su bisexualidad.

El 9 de noviembre Sassoon publicó un nuevo libro, The Road to Ruin. No es un libro muy destacable, aunque incluye poemas que muestran la preocupación de Sassoon por la situación internacional. Sassoon era en esta época uno más de los fervientes pacifistas que influidos por el horror de la Primera Guerra querían evitar una Segunda como fuera, a pesar del peligro del nazismo. El libro fracasó, pero Siegfried tenía otras preocupaciones: los preparativos de boda. El 18 de diciembre Siegfried y Hester se casaron en una ceremonia discreta. La luna de miel la pasaron en Algeciras (el lugar favorito de Hester y que conocía porque su padre había sido Juez Supremo de Gibraltar), Málaga, Siracusa y Rapallo.

En mayo de 1934 compraron la casa y el estilo de vida con el que Siegfried soñaba desde 1923, Heytesbury House. Era una casa con los siglos de historia y la elegancia que le faltaban a Weirleigh, algo que siempre había frustrado a Sassoon. Era una casa enorme, que requería una gran cantidad de personal de servicio en una época donde cada vez estaba peor visto, y además costaba una fortuna mantenerla. El dinero no era problema ya que Hester también poseía una fortuna. Y Siegfried no podía evitar la atracción de que el hecho de poseer la casa le otorgaba el título de Lord of the Manor y Squire de Heytesbury (que entre otras cosas incluía ser el capitán del equipo local de cricket). Finalmente compraron la casa y la convirtieron en un paraíso al que acudían con frecuencia amigos como Walter de la Mare (el autor lanzado a la fama por Edward Thomas), Marsh, Wells, Blunden…

1935 no fue un año muy positivo. Hester sufrió un aborto. Además la relación empezó a enfriarse. Sassoon sentía que con las obligaciones del matrimonio no podía escribir. Y Sassoon exageraba, pero es cierto que Hester era muy posesiva y absorbente. Los horarios que seguía Sassoon, escribiendo hasta la madrugada y durmiendo hasta el mediodía, ciertamente no ayudaban a una vida matrimonial. Y su habitual falta de tacto tampoco. Siegfried se empeñó en acabar Sherston’s Progress y le pidió a Hester que se marchara unas semanas, en un momento en que debía estar hundida por el aborto.

Mientras tanto el 4 de noviembre se publicó otro libro de poemas, Vigils, que tuvo una pobre recepción. 1935 fue además el año en que T.E. Lawrence murió en accidente. Sassoon afirmó que tras su muerte le había visitado su espíritu. Fue el comienzo de un interés en la vida espiritual que traería otro giro inesperado al final de su vida.

En 1936 las cosas mejoraron. Sherston’s progress por fin quedó acabado. Sassoon decidió además salir a la palestra del mundo literario y publicó artículos en el Spectator contestando a los críticos de su poesía. Y sobre todo el gran momento: Hester volvió a quedarse embarazada y el 30 de octubre nació George Sassoon. Fue una experiencia abrumadora para Siegfried. Se volcó totalmente en su hijo, que reemplazó a Hester totalmente en su afecto. Se convirtió en su razón de vivir.

Los Sassoon en el porche de Heytesbury

En 1937 Sassoon decidió que era el momento de escribir su autobiografía. Esto llevó nuevamente a dificultades con Hester. El primer volumen, The Old Century, quedó listo a finales de 1938, a base de expulsar periódicamente a Hester de casa. El matrimonio no se rompió ya por los acontecimientos internacionales. La Guerra Mundial estaba cada día más cerca.

Cuando se declaró la guerra el 3 de septiembre de 1939, Heytesbury tuvo que dedicarse también al esfuerzo nacional, lo que aparcó la guerra entre Siegfried y Hester. Se usó como alojamiento de evacuados de zonas bombardeadas. Hester era la que tenía que hacer todo el trabajo, ya que Siegfried se abstuvo de colaborar y de empatizar con las víctimas acogidas en casa. Su socialismo de la época del Daily Herald estaba ya totalmente muerto y enterrado.

Esto le permitió estar solo y continuar así con sus memorias, en este caso el segundo volumen, The Weald of Youth. La guerra realmente no le influía. Se sentía totalmente ajeno. No es que fuera indiferente, pero no podía implicarse personalmente como en la Primera (o eso argumentó, ya que podría perfectamente haberse implicado sin ni moverse de casa ayudando a los acogidos en su hogar), así que se volvió a sus preocupaciones personales.

I sometimes felt before this war broke out,
That when it came I’d leave all else behind,
Setting myself alight to move about
In ardent acts, with reawakened mind.

Yet here I ride, a landscape figure still,
No hint of new emergence in my eyes:
Throughout this war I’ve done what looks like nil;
And no one, to my knowledge, has expressed surprise…

A veces pensé antes de que estallara esta guerra,
Que cuando comenzara dejaría todo atrás
Y me daría prisa en ponerme en marcha
Con actos fervientes y una mente nuevamente despierta.

Pero aquí estoy, una figura quieta en el paisaje,
Ninguna señal de una nueva emergencia en mis ojos:
A lo largo de esta guerra no he hecho nada;
Y que yo sepa, nadie se ha sorprendido…

La vida con Hester fue cada vez a peor. En 1942 el matrimonio seguía vivo por George, si no ya se habría roto. En abril de 1942 quedó completado The Weald of Youth. Fue un éxito financiero y de crítica. Esto llevó a Sassoon a dos cosas en octubre de 1943: el éxito de crítica a comenzar el tercer volumen, Siegfried’s Journey; el éxito financiero a estar en situación de mantener solo Heytesbury, así que “invitó” a Hester a marcharse. Hester estuvo yendo y viniendo de la casa en los siguientes meses, y en abril de 1944 se marchó definitivamente.

El fin de la guerra no impulsó en Sassoon un espíritu de celebración, por lo apartado que había estado de todo y además por las noticias de las atrocidades como la Shoah. Según dijo: “estaba tan impactado que no podía reaccionar”.

Con Hester fuera de casa, la vida de Sassoon volvió a la rutina de 1933: amigos y trabajo, solo interrumpida por las vacaciones de George cuando volvía del internado. Hubo algunos problemas con sus amistades, como siempre tras rupturas: algunos amigos estaban atrapados en medio y Sassoon exigía lealtad absoluta. La mayoría de la gente que le importaba se puso del lado de Siegfried.

Siegfried y su hijo George

En 1948 Sassoon sufrió una úlcera duodenal que le mantuvo semanas en el hospital. Esto le ayudó a salir de una creciente soledad en Heytesbury. Sus amigos se estaban haciendo viejos y les costaba visitarle. Siegfried vivió en una soledad casi total en 1949, con una depresión agravada por muertes recientes (Wells en 1946, su madre en 1947, Edith Olivier en 1948) y con intenciones de suicidio no llevadas adelante por la existencia de George. Sasson tenía la sensación de  haber sido abandonado. Otro golpe ese año fue la Órden del mérito otorgada a T.S. Elliot, un título que Sassoon ansiaba aunque no lo reconocía públicamente. En 1951 a Sassoon le otorgaron la CBE, pero eso no le quitó la sensación de abandono.

A partir de 1950 esta soledad le hizo crecer en su espiritualismo, que inspiró poemas muy trascendentales, Y estos años 50 dedicados a estos poemas espirituales trajeron el último gran cambio radical en Sassoon. En 1957 recibió una carta de la Madre Margaret Mary McFarlin, Superiora del convento de la Asunción, Kensington Sq., Londres, interesada por los poemas y el camino de búsqueda que reflejaban. Comenzó así una fluida correspondencia que tuvo un gran efecto en Sassoon. Esa Pascua recuperó su fe en Dios.

Deliverance

No comfort came until I looked for light
Beyond the darkened thickets of my brain.
With nothingness I strove. And inward sight
No omen but oblivion could obtain.

He spoke. He held my spirit in His hand.
Through prayer my password from the gloom was given.
This Eastertide, absolved, in strength I stand.
Feet firm upon the ground. My heart in heaven.

Liberación

No hubo consuelo hasta que busqué luz
Más allá de los oscuros arbustos de mi cerebro.
Luché contra la nada. Y la mirada interior
No pudo obtener más presagio que el olvido.

Él habló. Sostuvo mi espíritu en Su mano.
Con la oración se dio mi contraseña desde la oscuridad.
Esta Pascua, absuelto, me mantengo fuerte.
Pies firmes en el suelo. Mi corazón en el cielo.

A sugerencia de la Madre Margaret Sassoon acudió a catequesis en la Abadía de Downside. El 15 de agosto de 1957 recibió los sacramentos. Sus amigos una vez más le mostraron todo su apoyo. Y Sassoon por primera vez en su vida era plenamente feliz. Tenía por fin un sentimiento de pertenencia. El joven que conocimos al comenzar estos artículos, clasista, egoísta, que evaluaba sus relaciones en función del status social de la otra persona, había completado un camino hacia la humildad y el recogimiento.

Así, en esta nueva etapa de su vida, de 1959 a 1965, un año típico vendría definido por una estancia en Cambridge para visitar a la Madre Margaret y otra en la casa de huéspedes de la abadía de Stanbrook, más estancias en casa de algún amigo o visitas a los monjes de Downside. Por esta época y para intentar arreglar las cosas con Hester, también la invitaba a pasar las Navidades en familia en Heytesbury.

Sassoon hacia el final de su vida, con “el viejo sombrero” que todas sus amistades recordaban

Con su nueva apertura hacia la gente también entabló nuevas amistades que hasta entonces habrían parecido imposibles: escritores modernistas o de orígenes humildes. Y con esta reintroducción al mundo llegaron los ansiados reconocimientos. En 1961 inauguró una placa dedicada a Walter de la Mare en Saint Paul. Y su 80º cumpleaños, el 8 de septiembre de 1966, fue celebrado por el Literature Panel of the Arts Council. La BBC  hizo además un programa de radio dedicado a su aniversario en el que entrevistaron a Sassoon.

Este 80º cumpleaños fue el último. Dos episodios de hemorragia y desmayo le hicieron pensar que era de nuevo la úlcera, pero pronto se dio cuenta de la pérdida de peso y vitalidad. En enero de 1967 no le quedó más remedio que encerrarse en casa, sin fuerzas ya. Aunque parezca mentira con los estándares de hoy, hasta julio de 1967 no le encontraron el cáncer de estómago que le estaba matando. Tras una breve estancia en el hospital pidió morir en casa. El 15 de agosto, décimo aniversario de su conversión religiosa, recibió la extrema unción. Comenzó la ronda de últimas visitas de amigos. La Madre Margaret pasó unos días con él, así como su editor de los últimos tiempos, Hart-Davis, con quien tuvo un divertido diálogo:

“ ‘Mis poemas eran buenos, ¿verdad?, le preguntó a su editor.

‘Sí, Sieg, eran realmente buenos’, le aseguró Hart-Davis.

‘¿Todos fueron un exitazo?’

‘No, Sieg, no todos fueron un exitazo’ “.

A las 8 de la tarde del 1 de septiembre Siegfried Sassoon fallecía. Poco después su hijo George escribió a un conocido que:

Puede que no tenga importancia, pero quizás sea digno de mencionar que el equipo de cricket de Heytesbury jugó su partido aquí el sábado siguiente, como cada sábado, tras dos minutos de silencio en el campo. Machacaron a un equipo que solía machacarlos a ellos. Nada habría sido más apropiado para el viejo Sieg.”