En 1919 un tal Samuel Roth abría una pequeña librería en la Octava de Manhattan llamada la New York Poetry Book Shop. Nadie podía imaginar en ese momento que era el comienzo de una carrera que convertiría a Samuel Roth en el mayor pirata literario de los años 20 y el comienzo de una larga cadena de tribunales y cárcel por obscenidad.

Poetry Bookshop By Roth Archive, Columbia University, Fair use, https://en.wikipedia.org/w/index.php?curid=15958782

Y es que el primer libro que vendió Samuel Roth fue un libro pornográfico. O al menos lo que entonces se consideraba pornográfico. La New York Poetry Bookshop era un local en el semisótano de un edificio con una pequeña ventana a la altura de la acera. Roth se proveía de material buscando en librerías de viejo y encontró por fin un tesoro en una librería de Park Avenue de un anciano experto en poesía y pornografía. Roth fue haciéndole compras hasta que un día se encontró la librería cerrada. Habían encerrado al anciano por venderle una copia de Fanny Hill a un agente de policía encubierto.

Roth envió dinero al anciano mientras estuvo en prisión y este a su vez al salir le recompensó con un paquete de libros prohibidos procedente de París. Roth mantuvo oculto el paquete en su librería hasta que un editor le ofreció comprarlos , con lo que Roth hizo sus primeros 130 dólares.

Pero esto no era suficiente para Roth, así que decidió que si no encontraba algún libro prohibido, procedería a imprimirlo él mismo. Así comenzó a publicar la revista Two Worlds.

En Two Worlds se combinaban obras de Lewis Carroll, Bocaccio o Chéjov con textos eróticos. Y nada más comenzar Roth se fijó un objetivo: el libro obsceno del momento, recién salido del caso que lo había prohibido: el Ulises de Joyce.

En 1918 la revista The Little Review había comenzado la publicación del Ulises por entregas, y de 1918 a 1920 esto provocó la confiscación y destrucción de tres números de la revista por publicar obscenidades por parte de la Oficina Federal de Correos según la Ley Comstock. En una época en que el FBI apenas tenía 300 agentes, labores como la censura de obras y la búsqueda de contenidos “inadecuados” recaía en la Oficina de Correos y sus miles de funcionarios repartidos por todo el país, dirigidos en aquel entonces por el todopoderoso John Sumner .

John Sumner, 1915

La gota que colmó el vaso fue la publicación en abril de 1920 del capítulo Nausicaa, en el que Leopold Bloom se masturba y eyacula espiando a una joven. Las editoras Anderson y  Heap fueron llevadas a juicio en febrero de 1921 y declaradas culpables, con el consiguiente efecto de declarar el Ulises como libro obsceno y prohibir su publicación.

En estas circunstancias Roth escribió una carta a Joyce con sus planes para Two Worlds. Quería comenzar con “alguna novela” de Joyce. La editora de Joyce en París y propietaria de la librería Shakespeare and Company, Sylvia Beach, declinó la oferta en nombre de Joyce.

Sylvia Beach

Roth volvió a la carga pero esta vez escribiendo a Ezra Pound por haber sido editor de The Little Review. Pound cayó en la trampa y contestó, ofreciendo consejos y sugiriendo autores y artistas para Two Worlds. Lo que no sabía Pound es que para Roth una sugerencia era un contrato verbal. Al decirle que estaba a favor de cualquier publicación que fuera en contra de la Ley Comstock, Roth decidió que eso quería decir que podía publicar el Ulises.

Roth aún tardó 4 años en tenerlo todo preparado, pero finalmente en 1926 comenzó a publicar episodios de Ulises, pero… omitiendo los párrafos ofensivos y obscenos. Todo era una estrategia comercial. Two Worlds ganaba fama por atreverse a publicar Ulises pero a la hora de la verdad Roth respetaba la ley y evitaba la ira de la Oficina Postal.

Y por si no había suficiente gente en esta historia, ahora le toca a Hemingway. Una noche de 1926 Roth y Hemingway se encontraron en un café para intentar llegar a un acuerdo y publicar historias de Hemingway. No hubo acuerdo aunque por supuesto más tarde Roth publicó las historias de Hemingway sin permiso, y además Roth alardeó de sus ocho mil suscriptores atraídos por la obra de Joyce. Hemingway no dudó en comunicarle estas noticias a Sylvia Beach, que decidió que era momento de denunciar a Roth por quebrantamiento de derechos de autor.

Pero había un grave problema en esta estrategia: un juez podía simplemente negarse a defender los derechos de autor de una obra obscena, pero además el Ulises no estaba protegido por derechos de autor. Según la ley americana, un libro en lengua inglesa tenía que imprimirse en una imprenta americana antes de seis meses desde su primera edición. Esto no había ocurrido con el Ulises al haber sido declarado obsceno, así que a todos los efectos, en Estados Unidos era una obra de dominio público y Roth podía alterarla como quisiera.

Aparte de eso, como bien sabemos los viejos de Internet, tratar de detener a un pirata con leyes es inútil. Así que Beach cambió de estrategia y optó por tratar de denunciar en público a Roth y convertirlo en un paria del mundo literario. Beach escribió a todo tipo de autores y personalidades de Europa y la respuesta fue abrumadora. La carta protesta recibió un total de 167 firmas, entre ellas las de Yeats, Woolf, Hemingway, Mann, Pirandello e incluso Einstein.

La protesta llegó a los periódicos en febrero de 1927 y miles de cartas de apoyo llegaron a Shakespeare and Company. Los suscriptores de Two Worlds fueron saltando del barco a gran velocidad y las ventas cayeron en picado. Desesperado por la falta de fondos, Roth decidió arriesgarse a publicar El Jardín Perfumado, que describía 237 posiciones del “dulce recreo”, según el traductor. John Sumner vio la oportunidad que llevaba años esperando y no la desperdició.

Pocos días después de publicar anuncios de El Jardín Perfumado, dos  inspectores de Correos arrestaron a Roth. Este primer delito solo le supuso una multa, pero le puso en el radar de Sumner. Cuatro meses después del juicio Sumner y tres agentes se presentaron en la Poetry  Bookshop para hacer una inspección. Los funcionarios no tardaron en encontrar dibujos obscenos y libros indecentes. El juicio no necesitó mucho: al ser reincidente, Roth fue sentenciado a tres meses en la prisión de Welfare Island.

Fotos de identificación de Samuel Roth en su ingreso en prisión

Pero Roth no se rendiría. En 1929 empezó a circular clandestinamente una novena edición del Ulises. En un primer vistazo, todo parecía en orden: la famosa portada azul, el nombre del impresor francés Darantiére… pero el tono de azul era algo más oscuro, el papel algo diferente y la encuadernación de peor calidad. No se trataba de una edición legítima de Shakespeare and Company.

Poco después de salir de la cárcel, Roth encargó a la imprenta Loewinger Brothers una edición del Ulises. Era su venganza contra, como él decía, Sylvia Bitch. Roth esta vez decidió ser cauteloso: nada de anuncios ni prensa, venta puerta a puerta, cambios constantes de nombre de su empresa y un almacén escondido y desvinculado de su nombre donde guardar su stock. A pesar de todas sus precauciones, uno de sus vendedores, su hermano Max, cayó en una trampa y trató de venderle libros a un conocido de John Sumner. Cuando Max Roth se presentó con el supuesto encargo, le esperaban Sumner, un inspector de la Oficina de Correos y un policía, haciéndose pasar por amigos del comprador. El policía compró un ejemplar de Ulises, otro de El Amante de Lady Chatterley y otro de Fanny Hill.  Acto seguido procedió a arrestar a Max Roth. Un breve interrogatorio llevó a las autoridades a la oficina de Samuel, donde fue sorprendido con trescientos libros obscenos y las llaves del almacén.

Roth fue condenado a una sentencia de seis meses y cuando salió de la cárcel, un policía le esperaba para extraditarlo a Pennsylvania, donde fue condenado de nuevo a otros tres meses de  prisión en Philadelphia.

Podríamos pensar que Roth era tan solo un pirata sin escrúpulos en busca de dinero, pero había algo más. Desde joven había devorado libro tras libro en la Biblioteca Pública de Nueva York y en Columbia en su época de estudiante editó una revista de poesía. Llegó a publicar un libro de sus poemas, First Offering y trató repetidas veces sin éxito de publicar otras obras. Con Two Worlds,  más allá de la sordidez de la pornografía barata, quería construir una revista dedicada plenamente al arte, en la que el artista fuera juzgado por la literatura y no por principios morales. Roth quería el prestigio de Joyce y otros autores y estaba dispuesto a robar para conseguirlo.  Su individualismo por desgracia le llevó a ser apartado del mundo literario y la rígida moral de la época a acabar en la cárcel. Roth aún viviría una larga vida hasta 1974, intentando una y otra vez hacer renacer su imperio, pero sin conseguir nunca salir de los bajos fondos ni ganar una buena reputación.

Mientras tanto el Ulises siguió un largo y complicado camino en Estados Unidos. Pero eso es otra historia…