En 1990, con Yugoslavia en plena crisis que acabaría llevando a su desmoronamiento, Bosnia celebró elecciones presidenciales. Según la constitución yugoslava, estas elecciones eran para un Consejo Presidencial formado por dos bosnios musulmanes, dos bosnios croatas, dos serbobosnios y un yugoslavo.

Unos meses antes, un histórico del independentismo bosnio que todos acabaríamos conociendo por las noticias, Alija Izetbegovic, fundó el partido SDA, con el que se presentó a las elecciones. A este partido se afilió un tal Fikret Abdic. Abdic era un empresario de la región de Bihac, al oeste del país, famoso por la empresa alimentaria que fundó allí y que daba empleo a 13 mil trabajadores. Esto le hizo enormemente popular, a pesar de algunas irregularidades económicas por las que Abdic pasó unos meses en prisión en 1987.

Celebradas las elecciones y con Izetbegovic y Abdic obteniendo los dos escaños bosnios musulmanes, quedaba elegir el cargo de Presidente de la Presidencia. Abdic ganó el voto popular, pero finalmente, por razones no aclaradas, asumió el cargo Izetbegovic. Esto por supuesto no iba a quedar así.

Cuando en 1992 Izetbegovic proclamó la independencia de Bosnia, Bihac quedó rodeada por un lado por la república serbocroata de Krajina y por el otro por el territorio controlado por los serbobosnios. Abdic decidió que era su momento. Viajó a Bihac y aunque no pudo hacerse con el control de toda la región gracias a la heroica resistencia del V Cuerpo del Ejército Bosnio, proclamó la República de Bosnia Occidental, con él como presidente. Y no dudó ni un instante en aliarse con Krajina y los serbobosnios, a pesar de las claras intenciones de unos y otros de aniquilar Bosnia y su población musulmana.

En 1994 el V Cuerpo del Ejército Bosnio consiguió derrotar a Abdic y eliminar la República de Bosnia Occidental. Sin ningún problema de conciencia, Abdic recurrió a sus amigos serbobosnios para obtener armas y entrenamiento y unos meses después recuperó parte del territorio. El reinado de Abdic acabaría finalmente en agosto de 1995 cuando en la Operación Tormenta Croacia borró del mapa Krajina y de paso se adentró en territorio bosnio para ayudar al Gobierno de Bosnia a eliminar la amenaza de Abdic.

Los pactos en política son sin duda beneficiosos. Y no son en absoluto negativos los pactos entre formaciones políticas en principio ideológicamente muy opuestas. Se consiguen consensuar ideas y lanzar propuestas que se ajustan a una mayor parte de la ciudadanía. Pero hay algunas líneas rojas. Sobre todo cuando se hace alarde de un discurso de pureza ideológica en el que cierto sector político es un enemigo a destruir… y se acaba pactando con otro sector más al extremo y que supuestamente según esa pureza ideológica debería ser un enemigo aún peor. Más aún cuando ese sector ha manifestado auténticas intenciones de acabar con ideas y principios que supuestamente representas.

Pero como dice el refrán, arrieros somos y en el camino nos encontraremos. Buena suerte a todos.